Your cart is currently empty!

UN MATRIMONIO IMPERFECTO LLAMADO A SER SANTO
Todos soñamos con tener un matrimonio perfecto: sin discusiones ni desacuerdos, sin ofensas, malentendidos, diferencias o decepciones. Sin embargo, tarde o temprano pensamos: ¡Quién pudiera! ¡Mi matrimonio está lejos de ser perfecto!
Sea cual sea tu experiencia matrimonial, debes conocer la mirada de Dios sobre nuestras debilidades. Aunque parezca irracional, Él nos ve perfectos a través de su Hijo Jesucristo.
En nuestra sociedad existe un falso ideal de perfección, una noción de infalibilidad que supone que “ser perfecto” significa no fallar jamás. Sin embargo, para Dios la perfección no se trata de no cometer errores, sino de permanecer en el camino correcto, aun con tropiezos y debilidades, confiando en su ayuda y procurando ser fieles hasta el fin.
Desde luego, hay principios divinos que rigen el matrimonio, y cuando esos principios se quiebran, la pareja sufre las consecuencias. (Recomendamos leer nuestro artículo “Códigos que deben regir el matrimonio”). Pero el énfasis aquí no es ese, sino la frustración que produce perseguir un ideal de perfección imposible de alcanzar.
En su primera carta a los Corintios, el apóstol Pablo nos muestra la verdadera idea de perfección según Dios:
“…a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos…” (1 Corintios 1:2).
A primera vista, puede parecer contradictorio que Pablo se dirija a los “santificados” como si ya lo fueran, pero al mismo tiempo dice “llamados a ser santos”, lo que indica que aún están en proceso.
Lo curioso es que esta palabra fue dirigida a una iglesia que tenía serios problemas de conducta y desobediencia. Sin embargo, Dios veía más allá de su condición presente. Los contemplaba por la fe, no por sus fallas: los veía santificados y santos, aunque la realidad dijera lo contrario.
De la misma manera, Dios ve tu matrimonio. Tal vez la realidad que vives no es la que soñaste, o la relación con tu cónyuge no es lo que esperabas; pero Dios te dice hoy:
“No importa la realidad de tu matrimonio ni la desilusión que sientas. ¡Yo veo tu matrimonio santificado y llamado a ser santo, a fin de ser de bendición a otros!”.
¡Qué palabras tan alentadoras! ¿Verdad? Dios nos ama tanto que nos ha dado un destino de bendición, y aunque en el camino haya tropiezos, errores, debilidades, desilusiones o caídas, Él nos sigue amando, dispuesto a levantarnos y ayudarnos a alcanzar el propósito que trazó para nosotros.
No importa si el camino de tu vida o tu matrimonio no es perfecto, porque:
“El [matrimonio] que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará” (Isaías 35:8).
El mismo apóstol Pablo nos revela la clave en su carta a los Filipenses:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).
Así que, si alguna vez piensas: “Mi matrimonio está lejos de ser perfecto”, recuerda esto:
Dios ve tu matrimonio santificado y llamado a ser santo, a fin de ser de bendición a otros.
Ritchie y Rosa Pugliese
by
Tags: