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CÓDIGOS QUE DEBEN REGIR EL MATRIMONIO
Así como hay códigos que rigen nuestra vida, también existen códigos que deben regir el matrimonio. ¿Qué sucede cuando quebrantamos esos códigos? Sufrimos las consecuencias, tal como lo indica la Biblia:
“La tierra sufre por los pecados de sus habitantes, porque han torcido las instrucciones de Dios, han violado sus leyes [códigos] y quebrantado su pacto eterno” (Isaías 24:5, NTV).
¿Qué códigos deberían regir nuestro matrimonio?
EL CÓDIGO DEL RESPETO
Cada día vemos y escuchamos noticias de actos de violencia escalofriantes que afectan mayormente a las mujeres y, en algunos casos, también a los hombres. El avance de la violencia familiar es hoy un flagelo preocupante en nuestra sociedad. En ningún hogar debería permitirse un acto de agresión o violencia física, por más insignificante que parezca.
El respeto hacia el cónyuge nos lleva a verlo como un tesoro precioso, alguien a quien Dios tiene en alta estima y que nosotros debemos cuidar y proteger en todo momento, sin la más mínima manifestación de agresividad, maltrato o violencia, ya sea física o verbal.
“El amor… es benigno… no busca lo suyo” (1 Corintios 13:4-5).
EL CÓDIGO DE LA FIDELIDAD
Este es uno de los códigos que más se quebrantan en nuestros días. Hoy parece “común” que cada cónyuge mantenga una aventura amorosa o incluso un amante, a pesar de seguir conviviendo bajo el mismo techo. En otros casos, solo uno es infiel mientras el otro sufre en gran vergüenza y soledad el dolor y la decepción.
Cabe recordar que también se puede ser infiel al cónyuge con tan solo albergar pensamientos y sentimientos lujuriosos hacia otra persona. La fidelidad en el matrimonio es tan esencial como lo es la columna vertebral para el cuerpo.
(Sugerimos leer nuestro artículo: “¿Se debe perdonar la infidelidad?”).
“El amor… no hace nada indebido… nunca deja de ser” (1 Corintios 13:5,8).
EL CÓDIGO DE LA VALORACIÓN
El hombre o la mujer que ama y valora a su cónyuge jamás lo degrada ni lo menosprecia, ya sea en público o en privado. Valorar al otro implica corregirlo únicamente a solas, nunca delante de los demás. Cuando lo hacemos en público, lo avergonzamos.
¿Realmente podemos decir que amamos a alguien y al mismo tiempo avergonzarlo? La falta de valoración entre los cónyuges suele ser sutil y muchas veces pasa desapercibida, porque pensamos: “no se trata de un pecado tan grave”. Sin embargo, son como “zorras pequeñas, que echan a perder las viñas” (Cantares 2:15).
Una forma práctica de cultivar la valoración es hablar bien del cónyuge con los demás (en su presencia o ausencia), enfatizando siempre sus aspectos valiosos y positivos.
“El amor… no es jactancioso, no se envanece” (1 Corintios 13:4-5).
EL CÓDIGO DEL DIÁLOGO
Algunos matrimonios llaman “diálogo” a discutir y levantar la voz. Sin embargo, cuando no sometemos nuestro temperamento al control del Espíritu Santo, caemos fácilmente en la histeria, la agresión y el descontrol. Resulta muy difícil convivir en un hogar donde los cónyuges discuten y gritan por cualquier motivo.
Todo matrimonio debería conversar aun los temas más delicados en un marco de diálogo sincero y abierto, manteniendo la calma y la templanza. Podemos disentir con nuestro cónyuge —y de hecho ocurre muy a menudo—, pero opinar distinto no es excusa para discutir y pelear.
Aunque cueste creerlo, se puede disentir en amor cuando Cristo es el centro de nuestra vida y de nuestro matrimonio.
(Sugerimos leer nuestro artículo: “El arte de la comunicación en el matrimonio”).
“El amor… no se irrita, no guarda rencor…” (1 Corintios 13:5).
EL CÓDIGO DE LA COMPRENSIÓN
Quizás este sea uno de los puntos más desafiantes. A todos nos gusta disfrutar de las fortalezas de nuestro cónyuge, pero no siempre estamos dispuestos a tolerar sus debilidades. Para ejercer la comprensión, es necesario reconocer que todos tenemos defectos y limitaciones, y que no somos seres perfectos.
Necesitamos la gracia de Dios no solo para aceptar y tolerar a nuestro cónyuge, sino también para ayudarnos mutuamente a corregir ciertas áreas negativas de nuestra personalidad.
“El amor… todo lo soporta” (1 Corintios 13:7).
Decide establecer códigos en tu matrimonio. Desarrolla tu relación conyugal sobre la base de estos principios, y experimentarás un ambiente de paz, bienestar y un amor duradero en tu hogar.
Ritchie y Rosa Pugliese
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