EL PRIMER PASO PARA MEJORAR TU MATRIMONIO

El primer paso para mejorar tu matrimonio es, aunque parezca obvio, pedir ayuda. No esperes hasta que sea demasiado tarde.

Tu matrimonio no mejorará “mágicamente” por seguir ciertos pasos que los gurúes matrimoniales de nuestra sociedad recomiendan. Para experimentar un cambio en tu vida matrimonial, sí hay un paso fundamental, que es establecer una relación personal con Dios a través de Jesucristo.

No alcanza con identificarse como cristiano o creyente en Dios. Las identificaciones no cambian a nadie, sino el tener una relación personal con Dios a través de la obra de Jesucristo en la cruz del Calvario.

¿Cómo puede el ser humano acercarse al verdadero y único Dios? Existe un solo camino llamado Jesucristo, que dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Jesucristo es el único puente que nos permite acercarnos a Dios “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). Cualquier otra propuesta espiritual no conduce al Dios verdadero.

La Palabra de Dios dice que cuando aceptamos a Jesús y creemos en su nombre tenemos “potestad [el derecho, el privilegio] de ser hechos [llamados] hijos de Dios” (Juan 1:12). Y ser hijos de Dios es mucho más que adoptar una religión o asistir a una iglesia. Ser hijo de Dios es:

  1. Tener la presencia de Cristo en nuestra vida para siempre. Es decir, que nunca más estaremos solos, porque Jesús mismo dijo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). El Señor está con nosotros en todas las áreas de nuestra vida, incluida nuestra vida matrimonial.
  2. Ser herederos de las bendiciones de Dios. En Romanos 8:17 leemos: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios”. Es decir, que podemos recibir la gracia de recibir sus bendiciones incluso en nuestra vida matrimonial. No des por perdido tu matrimonio, porque si tienes a Cristo en tu vida, eres heredero de sus bendiciones.
  3. Tener en nuestro interior la persona del Espíritu Santo. Jesús mismo tranquilizó a sus discípulos, que estaban preocupados porque en breve Jesús los dejaría, al decirles: “Y yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre” (Juan 14:16). El Espíritu Santo es el Consolador que nuestro Padre celestial nos envió para ayudarnos en todas nuestras dificultades, incluidos todos nuestros conflictos y problemas matrimoniales.

En 1 Juan 5:12 leemos: “El que tiene al Hijo, tiene la vida”. Dios mismo en la tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo que habita en nosotros es el agente divino que nos ayuda a cambiar en nuestro ser interior y en nuestras actitudes y acciones diarias.

De modo que el Espíritu Santo que mora en nosotros es la fuerza interior que nos ayuda a vivir conforme a la Palabra de Dios. Solo así podemos reflejar las virtudes de Cristo en nuestro hogar. El cambio que el Espíritu Santo produce en nosotros afecta cada área de nuestra vida, incluida la vida matrimonial al producir su fruto que es: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23). Este fruto del Espíritu es el que comienza a intervenir no solo en nuestra vida individual, sino también en nuestro matrimonio trayendo sanidad y restauración.

Si ya eres cristiano, fortalece y profundiza tu relación con Cristo. Fomenta una vida de oración que es esencial para nuestra vida de fe. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Dedica un tiempo cada día a la lectura de la Palabra de Dios porque es tu alimento espiritual diario. Es tu manantial de agua fresca. Es luz en la oscuridad.  “Es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Y finalmente, no te quedes solo, busca ayuda de tus pastores o líderes espirituales. Ellos sabrán darte sabios consejos guiados por el Espíritu. Te recomendamos leer nuestro artículos: “Los diez mandamientos del matrimonio” que te ayudará a trazar una estrategia para seguir adelante en medio de las dificultades propias de la vida de casados.

Si aún no le has entregado tu vida a Dios, puedes hacer esta oración:

“Dios mío, me doy cuenta de que te necesito porque no puedo seguir enfrentando mi vida solo. Me acerco a ti por fe y recibo a Jesús en mi corazón como mi Salvador personal. Tu Palabra dice que ahora soy tu hijo y que la presencia de tu Espíritu comenzará a obrar en mi interior trayendo sanidad personal y la restauración de mi matrimonio. ¡Gracias por esta oportunidad de tener un nuevo comienzo! Amen”.

Ahora que eres un hijo de Dios, te recomendamos:

  1. Obtener una Biblia y comenzar a leer los Evangelios (puedes leer primero el libro de San Marcos para conocer acerca de Jesús).
  2. Buscar una iglesia cristiana local donde puedas asistir regularmente. Allí te enseñarán los primeros pasos de la fe y tendrás acceso directo a los consejos sabios de los líderes y hermanos en Cristo maduros en la fe. La ayuda personalizada es vital para el desarrollo de tu matrimonio.
  3. Aplicar los principios de la Palabra de Dios a tu vida personal y tu matrimonio. Decide tener paciencia en cuanto a los resultados de cambios favorables. Ya te encuentras en el camino indicado para una mejora matrimonial. ¡Persevera y ten paciencia.

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