CUANDO DIOS HACE SILENCIO

Cuando termina un año, tratamos de encarar el año nuevo con fe y esperanza, pero es difícil tener esperanza cuando no hay ninguna vislumbre de un futuro mejor… o cuando pasa el tiempo y no vemos nuestros sueños realizados, nuestras oraciones todavía no tienen respuesta, seguimos esperando algo que nunca llega… es lo que experimentamos cuando Dios hace silencio.

Sin embargo, acabamos de celebrar la Navidad, que es la historia de un pueblo, que tuvo que soportar 400 años de silencio de parte de Dios. Ningún profeta les trajo ningún mensaje divino, vivían una vida monótona, sin ningún cambio a la vista. ¿Qué estaba pasando? Simplemente, Dios dejó de hablarles porque estaba tramando la bendición más grande para toda la humanidad, la llegada del Mesías.

Así pues Dios irrumpió en la vida monótona y rutinaria del pueblo judío y envió al Mesías, al Salvador del mundo, y todo cambió, no solo para ese pueblo, sino para toda la humanidad, para mi vida y tu vida.

De la misma manera, Dios quiere irrumpir en nuestra vida con su bendición. Solo debemos tener fe y expectativa, y creer que los planes de Dios son “planes de bienestar y no de calamidad, a fin de [darnos] un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11, NVI). ¡Esta porción de su Palabra sí que nos da esperanza!

Ahora bien, puede que estemos pasando por una situación difícil en algún área de nuestra vida y nos resulte difícil tener esperanza. Sin embargo, sea lo que sea que estemos atravesando, las pruebas que enfrentamos y “superamos” cuentan la historia de quiénes somos en verdad.

Tenemos el ejemplo increíble del apóstol Pablo que se presentaba con una descripción de todas las pruebas que había enfrentado y “superado”. Su carta de presentación es la siguiente:

“He trabajado… arduamente, he sido encarcelado más veces, he recibido los azotes más severos, he estado en peligro de muerte repetidas veces.  Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes.  Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar.  Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos… de bandidos… de parte de mis compatriotas… a manos de los gentiles… en la ciudad… en el campo… en el mar y peligros de parte de falsos hermanos.  He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez” (2 Corintios 11:23-27).

Este hombre de Dios experimentó todo tipo de adversidades, y aun así se mantuvo firme y fiel al Señor. Su fe le permitió resistir y superar cada una de sus pruebas.

No importa cómo haya sido el año pasado para ti, ¡no te rindas! Sigue adelante. Dios tiene un propósito para tu vida más allá de las dificultades que enfrentas. Si estás atravesando problemas matrimoniales, ¡no te rindas! Muchas veces lo más fácil es recurrir a la separación como primera medida, pero el Señor te llama a luchar con todas tus fuerzas para defender la familia que has formado. El mundo está lleno de hogares fracasados, que no han buscado a Dios y no han dado lugar a su obra de restauración. Si estás atravesando problemas financieros, honra al Señor con todos tus bienes, y Él será para ti “Jehová-JIREH”, el Señor que suple todas tus necesidades (Genesis 22:6-14). Si estás pasando por alguna enfermedad, ya sea física o emocional, aférrate a Jehová RAFA, el Señor que sana (Éxodo 15:26). Y si has perdido a un ser amado, acude a ADONAI, el Dios que gobierna, y a Jehová SHALOM, el Señor que es nuestra paz.

Hoy más que nunca, el mundo necesita ver ejemplos de cristianos que siguen fieles a pesar de la adversidad, y que son un reflejo del diseño divino para la familia. Tiempos difíciles nos llegan a todos. La diferencia está en cómo enfrentamos lo que la vida nos depara. Recuerda que el Señor sabe muy bien los planes que tiene para tu vida, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darte un futuro y una esperanza.

Querido amigo y amiga, en este fin de año y comienzo de uno nuevo, te animamos a no rendirte ni bajar los brazos. ¡Pelea tu batalla en oración! Dios no está limitado por ninguna crisis global, enfermedad, inflación, pérdida ni ninguna situación adversa. Él es Todopoderoso. Su Nombre es sobre todo nombre. Pon tu fe en el Señor y verás que Él allanará el camino por donde debas andar y te dará la victoria, porque Dios “recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6).

Ritchie y Rosa Pugliese

 

 


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