COMBATE EL DESÁNIMO Y EL MAL HUMOR

¿Has encontrado alguna vez a una persona con el ceño fruncido que te dice: “¡No me hables ni me pidas nada porque hoy no estoy de buen humor!”? Si es así, ¡habrás notado qué tan contagioso puede ser! En esta reflexión: “Combate el desánimo y el mal humor” te daremos sugerencias prácticas para sobreponerte a este estado de ánimo.

Ahora bien, todos podemos ser presas del mal humor o el desánimo en algún momento de la vida. Muchos se despiertan así cada día, y aun antes de poner un pie en el piso ya están dominados por esa actitud del alma tan negativa que los envuelve durante gran parte o todo el día.

El desánimo es la respuesta sentimental a diferentes situaciones de la vida como un dolor físico, una mala noticia, una difícil situación financiera, deudas acumuladas, desocupación, falta de proyectos, una herida del corazón que no se ha sanado y queda alojada en nuestra alma y cosas semejantes. Todo esto puede hacer que ni bien comencemos el día pensemos en la difícil realidad que estamos viviendo y sintamos como si “una nube oscura” se hubiera posado sobre nosotros.

Dar rienda suelta al desánimo no es aconsejable, porque nos cubre con el velo de una perspectiva desequilibrada, pesimista y negativa de nuestra realidad. Dejarnos llevar por el desánimo puede conducirnos al mal humor y a discusiones acaloradas, accidentes, negligencias, decisiones equivocadas y un sinfín de otras malas reacciones. Cuando las reacciones negativas dominan nuestra alma, pueden llegar a afectar incluso nuestro cuerpo, y nuestras relaciones interpersonales no están exentas a sus consecuencias devastadoras.

Combate el desánimo y el mal humor… ¿es posible hacerlo o es una fuerza incontrolable e imposible de dominar?

Si tenemos la presencia de Cristo en nuestro corazón disponemos de las herramientas necesarias para dominar e incluso arrancar de nuestra vida ese espíritu negativo.

Para ello es necesario depender de la firmeza de la fe en medio de la inestabilidad del desánimo. La fe genuina nos da la fuerza para superar todo sentimiento contrario al carácter de Cristo y nos reviste de equilibrio, cordura y sensatez aun en medio de los peores momentos. Un buen espíritu siempre se aferra a las promesas victoriosas de la Palabra de Dios y combate el desánimo ante el más mínimo asomo de negativismo.

SUGERENCIAS PRÁCTICAS PARA COMBATIR EL DESÁNIMO Y EL MAL HUMOR:

  1. Apenas se asome el desánimo, no te quedes pasivo. Actúa de inmediato. Si te sientes desanimado ni bien te despiertas por la mañana, piensa: “¿Por qué estoy desanimado si recién me acabo de despertar?”. Si te sobreviene durante el día, piensa: “¿Qué me hace estar de mal humor?”. Háblale a tu alma, como lo hizo el salmista: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Salmos 42:11).
  2. Comienza a activar tu espíritu para combatir el desánimo y el mal humor, y declara tu confianza en Dios y en sus promesas. Confiesa con voz audible: “Dios mío, tú eres más grande que este desánimo en el que estoy sumido. En este momento, te entrego mi desánimo y mi tristeza, y declaro por fe que tu Espíritu Santo me da fe, paz y seguridad”; “… porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4).
  3. Cambia tu atmósfera espiritual leyendo y repitiendo pasajes de la Palabra que contengan promesas para tu necesidad (Por ejemplo, si tienes dolencias físicas, lee Mateo 8:17: “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Lee esta y otras promesas una y otra vez hasta que penetren en tu espíritu. Además, decide no pensar en la situación negativa que atraviesas. ¡Concéntrate en la respuesta de Dios a través de sus promesas poderosas!
  4. Cambia la atmósfera de tu hogar escuchando música cristiana que bendiga tu espíritu. La alabanza y la adoración pueden cambiar tu estado de ánimo y trasladarte de la dimensión del alma a la del Espíritu. Al comprobar esta realidad en su propia vida, el salmista escribió: “Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.  Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre” (Salmos 30:11-12).
  5. Acostumbra a tus sentimientos a vivir por fe. Como hijos de Dios debemos vivir por fe y no por vista (Ver 2 Corintios 5:7). Eso significa que nuestras situaciones adversas presentes no son definitivas, sino transitorias. Pueden cambiar en un instante, gracias al poder de Dios, y convertirse en bendiciones tangibles.

Sigue estos pasos cada vez que se pose sobre ti una nube oscura de desánimo hasta que puedas combatir tus sentimientos negativos y recibir el espíritu de fe que te sostiene aún en medio de los tiempos difíciles o las pruebas de la vida.

ALGUNOS PASAJES PARA MEDITAR CUANDO TE INVADE EL DESÁNIMO Y EL MAL HUMOR:

“El [buen] ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?” (Proverbios 18:14).

“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos” (2 Corintios 4:13).

“… no moriré, sino que viviré y contaré las obras del SEÑOR” (Salmos 118:17).

“Este es el día que hizo el SEÑOR; nos gozaremos y nos alegraremos
en él” (Salmos 118:24).

“Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca” (Salmos 34:1).

Dios te bendiga.

Ritchie y Rosa Pugliese


Posted

in

by

Tags: