EL MATRIMONIO REQUIERE UN TRABAJO EN EQUIPO

Como en la mayoría de los deportes, el matrimonio requiere un trabajo en equipo que implica mucho más que vivir bajo el mismo techo. Conlleva el esfuerzo de ambos cónyuges y el compromiso de compartir el mismo objetivo de fortalecer el vínculo matrimonial y la convivencia en unidad mutua donde nada es “mío”, sino “nuestro”.

Todo buen matrimonio comparte las alegrías, las tristezas, los objetivos, las responsabilidades, las tareas, los planes … todo para el bien común, porque el marido es “una sola carne” con su mujer (Génesis 2:24). Sin embargo, para ser realmente “una sola carne”, necesitamos cambiar nuestra mentalidad individualista y desarrollar una relación caracterizada por la intimidad, la transparencia y la rendición cuentas con un objetivo en común: la felicidad matrimonial.

Sí, rendir cuentas viene incluido en el trabajo en equipo, y es esencial para perseverar en el “pacto matrimonial”. Muchos se ufanan de vivir en libertad y proclaman: “¡Yo no le rindo cuentas a nadie!”. Se consideran “dueños de su propia vida”. Sin embargo, si ya has aceptado a Cristo como tu Salvador personal, Él espera también ser “el Señor de tu vida” (ver 2 Corintios 4:5). La palabra del original griego para “Señor” es Kyrios, que significa: “amo, maestro, dueño, jefe absoluto, máxima autoridad”. De modo que si Jesucristo es el Señor de tu vida, debes someter tu voluntad a Él. En segundo lugar, si eres casado/a, eres “una sola carne” con tu cónyuge. Eso quiere decir que debe haber entre ustedes un pacto de unidad tal, que cada quien no haga nada sin que el otro lo sepa. De esta manera se fortalece el vínculo matrimonial y se fomenta la seguridad y la confianza mutua.

Pensemos en los siguientes ejemplos:

El cónyuge individualista no le rinde cuentas a nadie de lo que hace, lo que habla o cómo interactúa con otras personas a través de las redes sociales. El cónyuge que trabaja en equipo no tiene nada que ocultar y tampoco tendrá miedo de que su cónyuge le pregunte o incluso le revise su teléfono celular. Camina a la luz de la Palabra de Dios en un ambiente de confianza y transparencia, sin nada que ocultar, porque sabe que para mantener una relación transparente es necesario rendir cuentas.

El cónyuge rebelde consulta los sitios de Internet que desea e incluso puede llegar a poner una clave secreta para que nadie acceda a su computadora. El cónyuge que trabaja en equipo mantiene una vida limpia y sincera con Dios y tampoco tendrá reparos en que su cónyuge revise su teléfono celular o su cuenta en las redes sociales.

El cónyuge independiente sale con sus amigos y pasa todo el tiempo con ellos. El cónyuge que trabaja en equipo sabe conservar y fomentar las buenas amistades, pero su principal amigo/a es su cónyuge con quien comparte todos sus secretos.

Algunos defienden el individualismo en la pareja bajo el argumento de que necesitan cierta libertad para que el matrimonio “no los asfixie”. Otros exigen tener su propio espacio. Si la vida matrimonial los asfixia o piensan que les quita espacio es una clara evidencia de que todavía no han aceptado el compromiso de trabajar por el bienestar y la felicidad de la relación matrimonial.

Tal vez pienses que es impracticable vivir de esta manera. Sin dudas, es difícil; pero después de haber ministrado a cientos de matrimonios a lo largo de los años, podemos asegurarte que cuando un hombre o una mujer continúan con su mentalidad individualista, rebelde e independiente, sin trabajar en equipo ni rendir cuentas a su pareja, tarde o temprano se producirá una división en la pareja y, finalmente, la ruptura del vínculo matrimonial, porque la Palabra de Dios declara que “una casa… dividida contra sí misma… no puede permanecer” (Marcos 3:25).

¿Deseas honrar a Dios y fortalecer tu vínculo matrimonial? Pues bien, el matrimonio requiere un trabajo en equipo. Acepta el compromiso de trabajar en equipo por el bienestar y la felicidad de tu matrimonio. No te arrepentirás.

Ritchie y Rosa Pugliese

 


Posted

in

,

by

Tags: