EL VARÓN DOMADO

“El varón domado”, escrito por la escritora argentina Esther Vilar en 1971, fue bastante popular en el momento de su publicación, en parte debido a la considerable difusión que le dio la prensa. Según la investigación del Instituto del Libro Español, la versión española fue el tercer libro más vendido en España en 1975. La idea principal del libro es demostrar que la mujer no es oprimida por el hombre; sino que en realidad la mujer domina al hombre por medio de estrategias de seducción, halagos sutilmente administrados y la utilización de los hijos como rehenes.[1]

No parece muy alentador pensar en un “varón domado”, ¿verdad?  Sin embargo, esta expresión calificativa adquiere una connotación totalmente distinta cuando pensamos en el “varón domado” por el Espíritu Santo.

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra “domar” como: “1) Sujetar, amansar y hacer dócil al animal a fuerza de ejercicio y enseñanza. 2) Sujetar, reprimir, especialmente las pasiones y las conductas desordenadas. 3) Domesticar (hacer tratable a alguien que no lo es)”. Así somos todos (varones y mujeres), de naturaleza rebelde, como un animal salvaje. O, mejor dicho, así somos todos por naturaleza, hasta que nos rendimos a Dios y el Espíritu Santo empieza a efectuar una obra transformadora en nosotros y nos “doma”, por así decirlo.

Estas son algunas características de un varón domado por el Espíritu Santo:

  1. Es un hijo de Dios

Una cosa es ser un religioso y otra, es tener una experiencia viva y personal con Dios a través de Jesucristo (ver Juan 3:16). Éste es el varón que ha tomado la decisión de entregarle su vida a Cristo y, por lo tanto, es un hijo de Dios.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

  1. Obedece la Palabra de Dios

No solo lee, medita y estudia la Palabra, sino que obedece sus mandatos y aplica sus principios a su vida diaria.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8).

  1. Tiene un espíritu enseñable

No cree que “se las sabe todas” sino que está siempre dispuesto a recibir consejos, ya sean de Dios como de todos aquellos que lo quieren ayudar (incluso de su esposa) (ver Salmos 25:4; 119:24).

“Enséñame tú lo que yo no veo; si hice mal, no lo haré más” (Job 34:32).

  1. Está dispuesto a cambiar para mejor

Toma la vida como un proceso donde se avanza de fe en fe y de gloria en gloria (ver 2 Corintios 3:18). Y a pesar de tener defectos típicos de su carácter, le ha permitido Dios tratar con los rasgos negativos o los puntos débiles típicos de su carácter, porque no se conforma con ser siempre igual, sino que quiere ser mejor para Dios y quienes lo rodean.

“Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas” (Salmos 18:28).

  1. Reconoce prontamente sus errores

A pesar de la vergüenza que pueda sentir, acepta que se ha equivocado y busca la manera de arrepentirse y cambiar de rumbo. Es sensible a la más mínima señal interior del Espíritu que le muestra sus errores y pecados

“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión” (Salmos 19:12-13).

  1. Es un guerrero espiritual

Es un hombre que lleva la delantera en el hogar con oración y autoridad espiritual. Siempre está sobrio y alerta para defender a su familia de los ataques del enemigo.

Y “toma[d] toda la armadura de Dios, para [poder] resistir en el día malo” (Efesios 6:13).

  1. Tiene un espíritu fiel

Es un varón de palabra. Es fiel a Dios, a su esposa y en todo lo que emprende. Es aquél que soporta con entereza y victoria la tentación (ver Santiago 1:12). Vivir de esa manera lo convierte en una persona confiable.

“Mas el de espíritu fiel lo guarda todo” (Proverbios 11:13).

  1. No es egoísta

No vive para sí mismo ni se conforma con las bendiciones de Dios para su vida personal, sino que vive una vida de propósito para ayudar a otros hombres a ser mejores esposos. Comparte las bendiciones que ha recibido, porque es un canal disponible para Dios (ver 1 Pedro 4:11).

“… de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8).

  1. No practica la mentira

Este realmente es un varón “que practica la verdad” (Juan 3:21), que no da lugar en su vida para lo oculto, el secreto  ni las medias verdades o “mentiritas piadosas”. Es igual cuando está solo, como cuando está delante de los demás. Se caracteriza por la integridad.

Este es el destino que Dios ha trazado para todo hombre, esposo y líder del hogar… que sea un varón domado por el Espíritu Santo. Parece imposible ¿verdad? Pero no lo es cuando el varón se rinde a la obra transformadora del Espíritu Santo.

Ritchie y Rosa Pugliese

[1] https://es.wikipedia.org

 


Posted

in

,

by

Tags: